En el uso de fármacos hay tantas variables que pueden provocar una tragedia; por eso acabé escribiendo un libro entero sobre el tema. Sin embargo, al reexaminar las muchas clases-catástrofe en las que me embarqué personalmente, el denominador más común está relacionado con la dosis: con frecuencia tomaba demasiado.
A continuación reproduzco un artículo que publiqué recientemente en Substacksobre mis peores experiencias con las drogas. Pretendía ser algo desenfadado en su presentación con el objetivo de servir al mensaje general de que un proceso de reducción de daños es esencial, pero es difícil escapar al hilo subyacente: que en repetidas ocasiones fracasé a la hora de restringir mi apetito.
Existe el argumento de que casi cualquier droga es relativamente segura con una dosis lo suficientemente pequeña, pero igualmente, algunas drogas son mucho más propensas al infortunio que otras. La nuez moscada y la Salvinorina A son quizás buenos ejemplos: superar el umbral sin caer en un abismo tiende a ser extremadamente difícil. Las diferencias de pureza son otro ejemplo, por supuesto.
Con todo esto en mente, pensé que el artículo podría ser de interés aquí. En mi defensa, sin embargo, subrayaré que ahora soy mucho más estable y sensato que entonces.
Hace un par de meses publiqué una lista de mis drogas favoritas en las redes sociales. Posteriormente me preguntaron, varias veces, cuáles eran mis MENOS favoritas: básicamente, qué drogas me provocaban las peores experiencias. Y aquí están.
Al principio de mi viaje, mis conocimientos sobre reducción de daños no eran mayores que los del lector medio de este artículo. Esto iba a suponer una enorme curva de aprendizaje, por lo que el libro está plagado de ejemplos de lo que viene a ser cómo no hacerlo. De hecho, una de las razones por las que incorporé los informes de experiencias fue para ilustrar el tipo de errores humanos que son demasiado comunes.
Cada uno de los siguientes resúmenes es un ejemplo. Son sólo media docena de los errores que cometí y que no me dejaron nada satisfecho.
Para contextualizar, debo especificar que me las autoadministré durante un periodo de 12 a 15 años. En la mayoría de los casos, pude documentar y detallar sus efectos mientras los experimentaba, ya fuera mediante notas escritas o grabaciones en mi teléfono. Por supuesto, esto no siempre fue posible, ya que a veces estaba demasiado fuera de mí, traumatizado o comprometido de alguna otra forma.
Por último, debo hacer algunas observaciones retrospectivas sobre lo que sigue. La primera debacle se debió absolutamente a la naturaleza de la droga. La segunda (sintéticos) también se debió en parte a su naturaleza. El resto, y los demás tratados en el libro, se debieron en gran medida a mi propia ineptitud y complacencia.
Sigamos...
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1. Nuez moscada
Este incidente ocurrió hace muchos años: Tenía 21 años, era joven e ingenuo con las drogas. Había leído que la nuez moscada podía provocar un subidón, así que me lancé. Me considero afortunado de estar vivo. El delirio no es un viaje, es una pesadilla. Estuve enferma, mareada, con náuseas, la cabeza palpitante, alucinando y arrastrándome sobre manos y rodillas, durante lo que me pareció una eternidad infernal. No me recuperé en una semana. La lección: investiga sobre lo que estás tomando y nunca toques estas cosas. Es veneno.
2. 5f-AKB-48
Durante los primeros días de fumar cannabinoides sintéticos probé una marca recién lanzada, Magic Dragon. No era gran cosa: era un noide, así que ¿qué podía salir mal? La respuesta era todo. Estaba muy lejos de la especia sintética original (JWH 0018), y aún más lejos del propio cannabis... algo de lo que me di cuenta en cuanto me invadieron el pavor y la paranoia. Me fui dando tumbos a la cama y me tumbé en posición fetal, pensando que esta vez sí que lo había conseguido, y esperando que acabara pronto. Parecía eterno, pero al final terminó.
3. Salvia Divinorum [Extracto de Salvinorina A]
Esto está sin duda en la lista de mucha gente, pero en mi caso se agravó por el hecho de que pensaba que no era más que otro cannabinoide sintético. Inhalé profundamente del bong; y casi instantáneamente la realidad se desvaneció. Sentí como si mi alma fuera succionada por el abismo y no tenía ni idea de qué demonios estaba pasando. Sólo quería escapar del infierno y volver a ser yo mismo, mientras regateaba desesperadamente por mi vida con lo que parecía una presencia malévola. Temía sufrir daños cerebrales permanentes y no recuperarme nunca. Vergonzosamente, después fui lo bastante tonta como para creer que la causa era el shock, y repetí el ejercicio más adelante. La cosa no mejoró.
4. 5-MeO-DALT
Un psicodélico ligero y bastante benigno no suele provocar traumas, a no ser que muestres una total falta de cuidado y atención. Pesé mi dosis de 10 mg en la báscula y apareció 0,10 g en la pantalla. Me la tragué con agua. Un momento... ¿0,10 g? OMG: ¡100 mg! Demasiado tarde, porque por más que lo intentaba no podía vomitar. Aterrorizada, supe que tenía que tomarlo pasara lo que pasara. De hecho, todo salió bien, pero el miedo y el pánico iniciales no fueron algo que olvidara rápidamente. Tuve suerte (mucha) de que mi incomprensible error se cometiera con esta droga en particular.
5. Pregabalina
Tampoco tengo excusa para éste. De alguna manera me convencí a mí mismo de que 300 mg estarían bien, y que podría seguir una hora más tarde con una dosis repetida. Esto es lo que pasa cuando eres lo suficientemente crédulo como para creer en mensajes aislados de foros y hacer suposiciones sobre medicamentos recetados que son seguros. Me produjo una embriaguez de tipo mareo que fue absolutamente horrible y que duró horas. Temblaba, era incapaz incluso de teclear o de caminar correctamente y me sentía muy mal. Más tarde descubrí que cada vez más personas morían por el uso de este medicamento.
6. Alcohol
Ha habido demasiadas ocasiones en mi vida en las que he sufrido la indignidad de estar ridículamente intoxicado, con un seguimiento de terrible enfermedad/vómitos/resaca al día siguiente o incluso días después. Desde el punto de vista de los daños y la adicción, se trata de una droga terrible, pero como la mayoría de la gente, me habían condicionado para ver su uso excesivo como algo completamente normal. Afortunadamente, a medida que exploraba otras opciones psicoactivas, empecé a ver el alcohol como lo que era, y ahora apenas lo consumo.
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En cuanto a las experiencias difíciles, la mayoría de las otras tendían a girar en torno a morder más de lo que podía masticar, con dosis que eran significativamente demasiado altas (por ejemplo, heroína, MDMA). Aunque éstas también tuvieron sus dramas, la mayoría de las anteriores están más grabadas en mi memoria porque, además de ser horribles, fueron acompañadas de un shock: no las vi venir en absoluto.
El lado positivo es que sirvieron de motivación para escribir el libro: No me gustaría que nadie más pasara por lo mismo; y en algunos casos tuve mucha suerte (mientras que otros puede que no). Lo esencial, como ya he dicho, es que aprendí de ellos.
Por favor, haga lo mismo y manténgase a salvo. Puede descargar una copia gratuita de la versión en PDF del propio libro desde cualquiera de los enlaces de la red en la nube que figuran en la página siguiente: [En BB aquí: https://bbgate.com/resources/the-drug-users-bible.3477/]
Recuerda que la ignorancia mata, la educación salva vidas: di NO a las drogas.
A continuación reproduzco un artículo que publiqué recientemente en Substacksobre mis peores experiencias con las drogas. Pretendía ser algo desenfadado en su presentación con el objetivo de servir al mensaje general de que un proceso de reducción de daños es esencial, pero es difícil escapar al hilo subyacente: que en repetidas ocasiones fracasé a la hora de restringir mi apetito.
Existe el argumento de que casi cualquier droga es relativamente segura con una dosis lo suficientemente pequeña, pero igualmente, algunas drogas son mucho más propensas al infortunio que otras. La nuez moscada y la Salvinorina A son quizás buenos ejemplos: superar el umbral sin caer en un abismo tiende a ser extremadamente difícil. Las diferencias de pureza son otro ejemplo, por supuesto.
Con todo esto en mente, pensé que el artículo podría ser de interés aquí. En mi defensa, sin embargo, subrayaré que ahora soy mucho más estable y sensato que entonces.
Tomé 182 drogas: Pero ¿cuál fue la peor?
Como autor de La Biblia del Consumidor de Drogas, algunas personas asumen que al tomar esas 182 drogas siempre fui el epítome de la seguridad y las buenas prácticas. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.Hace un par de meses publiqué una lista de mis drogas favoritas en las redes sociales. Posteriormente me preguntaron, varias veces, cuáles eran mis MENOS favoritas: básicamente, qué drogas me provocaban las peores experiencias. Y aquí están.
Al principio de mi viaje, mis conocimientos sobre reducción de daños no eran mayores que los del lector medio de este artículo. Esto iba a suponer una enorme curva de aprendizaje, por lo que el libro está plagado de ejemplos de lo que viene a ser cómo no hacerlo. De hecho, una de las razones por las que incorporé los informes de experiencias fue para ilustrar el tipo de errores humanos que son demasiado comunes.
Cada uno de los siguientes resúmenes es un ejemplo. Son sólo media docena de los errores que cometí y que no me dejaron nada satisfecho.
Para contextualizar, debo especificar que me las autoadministré durante un periodo de 12 a 15 años. En la mayoría de los casos, pude documentar y detallar sus efectos mientras los experimentaba, ya fuera mediante notas escritas o grabaciones en mi teléfono. Por supuesto, esto no siempre fue posible, ya que a veces estaba demasiado fuera de mí, traumatizado o comprometido de alguna otra forma.
Por último, debo hacer algunas observaciones retrospectivas sobre lo que sigue. La primera debacle se debió absolutamente a la naturaleza de la droga. La segunda (sintéticos) también se debió en parte a su naturaleza. El resto, y los demás tratados en el libro, se debieron en gran medida a mi propia ineptitud y complacencia.
Sigamos...
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1. Nuez moscada
Este incidente ocurrió hace muchos años: Tenía 21 años, era joven e ingenuo con las drogas. Había leído que la nuez moscada podía provocar un subidón, así que me lancé. Me considero afortunado de estar vivo. El delirio no es un viaje, es una pesadilla. Estuve enferma, mareada, con náuseas, la cabeza palpitante, alucinando y arrastrándome sobre manos y rodillas, durante lo que me pareció una eternidad infernal. No me recuperé en una semana. La lección: investiga sobre lo que estás tomando y nunca toques estas cosas. Es veneno.
2. 5f-AKB-48
Durante los primeros días de fumar cannabinoides sintéticos probé una marca recién lanzada, Magic Dragon. No era gran cosa: era un noide, así que ¿qué podía salir mal? La respuesta era todo. Estaba muy lejos de la especia sintética original (JWH 0018), y aún más lejos del propio cannabis... algo de lo que me di cuenta en cuanto me invadieron el pavor y la paranoia. Me fui dando tumbos a la cama y me tumbé en posición fetal, pensando que esta vez sí que lo había conseguido, y esperando que acabara pronto. Parecía eterno, pero al final terminó.
3. Salvia Divinorum [Extracto de Salvinorina A]
Esto está sin duda en la lista de mucha gente, pero en mi caso se agravó por el hecho de que pensaba que no era más que otro cannabinoide sintético. Inhalé profundamente del bong; y casi instantáneamente la realidad se desvaneció. Sentí como si mi alma fuera succionada por el abismo y no tenía ni idea de qué demonios estaba pasando. Sólo quería escapar del infierno y volver a ser yo mismo, mientras regateaba desesperadamente por mi vida con lo que parecía una presencia malévola. Temía sufrir daños cerebrales permanentes y no recuperarme nunca. Vergonzosamente, después fui lo bastante tonta como para creer que la causa era el shock, y repetí el ejercicio más adelante. La cosa no mejoró.
4. 5-MeO-DALT
Un psicodélico ligero y bastante benigno no suele provocar traumas, a no ser que muestres una total falta de cuidado y atención. Pesé mi dosis de 10 mg en la báscula y apareció 0,10 g en la pantalla. Me la tragué con agua. Un momento... ¿0,10 g? OMG: ¡100 mg! Demasiado tarde, porque por más que lo intentaba no podía vomitar. Aterrorizada, supe que tenía que tomarlo pasara lo que pasara. De hecho, todo salió bien, pero el miedo y el pánico iniciales no fueron algo que olvidara rápidamente. Tuve suerte (mucha) de que mi incomprensible error se cometiera con esta droga en particular.
5. Pregabalina
Tampoco tengo excusa para éste. De alguna manera me convencí a mí mismo de que 300 mg estarían bien, y que podría seguir una hora más tarde con una dosis repetida. Esto es lo que pasa cuando eres lo suficientemente crédulo como para creer en mensajes aislados de foros y hacer suposiciones sobre medicamentos recetados que son seguros. Me produjo una embriaguez de tipo mareo que fue absolutamente horrible y que duró horas. Temblaba, era incapaz incluso de teclear o de caminar correctamente y me sentía muy mal. Más tarde descubrí que cada vez más personas morían por el uso de este medicamento.
6. Alcohol
Ha habido demasiadas ocasiones en mi vida en las que he sufrido la indignidad de estar ridículamente intoxicado, con un seguimiento de terrible enfermedad/vómitos/resaca al día siguiente o incluso días después. Desde el punto de vista de los daños y la adicción, se trata de una droga terrible, pero como la mayoría de la gente, me habían condicionado para ver su uso excesivo como algo completamente normal. Afortunadamente, a medida que exploraba otras opciones psicoactivas, empecé a ver el alcohol como lo que era, y ahora apenas lo consumo.
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En cuanto a las experiencias difíciles, la mayoría de las otras tendían a girar en torno a morder más de lo que podía masticar, con dosis que eran significativamente demasiado altas (por ejemplo, heroína, MDMA). Aunque éstas también tuvieron sus dramas, la mayoría de las anteriores están más grabadas en mi memoria porque, además de ser horribles, fueron acompañadas de un shock: no las vi venir en absoluto.
El lado positivo es que sirvieron de motivación para escribir el libro: No me gustaría que nadie más pasara por lo mismo; y en algunos casos tuve mucha suerte (mientras que otros puede que no). Lo esencial, como ya he dicho, es que aprendí de ellos.
Por favor, haga lo mismo y manténgase a salvo. Puede descargar una copia gratuita de la versión en PDF del propio libro desde cualquiera de los enlaces de la red en la nube que figuran en la página siguiente: [En BB aquí: https://bbgate.com/resources/the-drug-users-bible.3477/]
Recuerda que la ignorancia mata, la educación salva vidas: di NO a las drogas.
